Afirmamos que la vida es un don, una gracia divina, no un derecho; estas aseveraciones son incuestionables, sin embargo, no sobra reiterarlas puntualizando que la vida no es creada por el derecho, es la vida la que crea el derecho con fines prácticos de ordenamiento social y, como tal, se dirige a elevar y ennoblecer el comportamiento humano en lo personal, en lo familiar y de la nación de la cual se hace parte. El hombre corriente supone que la vida es un derecho y esto le basta, justamente porque no advierte que se trata de un error de principio que genera muchísimos otros desafueros, entre estos, de modo muy particular “el derecho al aborto”, “el derecho a la eutanasia”, “LA IDEOLOGIA DE GENERO Y SUS ABERRANTES PRÁCTICAS HOMOSEXUALES”
El derecho ha creado el Estado y su régimen institucional que se rige por la Constitución Política. El curso reciente o la historia suele modificar adaptándola a las particulares exigencias sociales lo cual contrasta de manera sensible con la permanencia e inmutabilidad de los presupuestos religiosos de la cristiandad que por su naturaleza permanecen intangibles a lo largo de la historia y su validez tiene vigencia Universal. Hechas estas distinciones procedemos a hacer estas denuncias públicas: el pueblo colombiano ignora que nuestra nación se halla ad portas de la disolución, desconoce que los poderes ejecutivo, legislativo y jurisdiccional no se rigen por nuestra Constitución Política, porque la citan, la invocan, pero no la cumplen. El presidente de la republica Iván Duque Márquez, el presidente del Congreso, senador Juan Diego Gómez Jiménez, las altas cortes y, de manera muy particular, el presidente de la Corte Constitucional, doctor Luis Guillermo Guerrero Pérez, son por el momento los conjurados y verdugos de nuestra patria; no ocultamos que estos hombres han recibido de otros este estado de cosas que luego pasaran a otras manos, circunstancia que en modo alguno les aligera la carga de responsabilidad y complicidad al coadyuvar la afrenta que se cierne sobre nuestro país
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» Mt, (19,3-12)
De manera velada pero eficaz en efecto tenemos que a partir de 1990 los Ministerios de Salud y Educación de manera mancomunada y en su orden, acentúan de manera ostensible las prácticas de métodos anticonceptivos y abortivas, que se realizan con la tacita anuencia de las autoridades de salud nacionales y localidades territoriales. Es notable por esta época los pronunciamientos de las Ministras de Educación Gloria Pachón y Maruja Pachón dándole la bienvenida a la “ideología de género”, iniciándose así todo un proceso macabro de degradación de la vida espiritual, moral y física de la cristiandad de los colombianos y del mundo entero. La perversión de la salud y la educación pública son los instrumentos que han logrado subvertir los altos dones y fines de la naturaleza humana que luego se consagran en la ley 1009 del 23 de enero del 2006 en la que los conceptos inmutables de varón y mujer se suprimen y suplantan con la expresión univoca de “sexo único”, al respecto en el artículo 3.6 se lee “… superar la iniquidad de género.”, en otras palabras, las nociones masculino y femenino han de ceder paso a la androgenización, con lo que se desconoce que el ser masculino o femenino no viene de la concepción, gestación y nacimiento
La Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer nos pone de manifiesto que el presidente de la repúblicatiene la atribución de promover y abrir espacios a la depravación humana, dentro y fuera de la administración pública, socapa de la no discriminación autoriza y permite que hombres, sin escrúpulos morales y viciosos de toda índole: lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas (travestis, transformistas y transexuales) e intersexuales accedan al ejercicio de funciones públicas y privadas; por supuesto, que la institucionalización de estas aberraciones no son ajenas al poder legislativo y la Corte Constitucional, quienes han compartido por competencia el trámite y suscripción de tratados internacionales que atentan contra la integridad espiritual, moral y física de los colombianos, particularmente la fe católica.
Desde todo punto de vista estos comportamientos son absolutamente cuestionables, en primer lugar, depravar no es educar, luego la conducta del gobierno viola en lo pertinente el articulo 189 -6 de la Constitución Política que preceptúa “Proveer a la seguridad exterior de la República, defendiendo la independencia y la honra de la Nación y la inviolabilidad del territorio;…”, la omisión del deber de defender la independencia y la honra de la Nación es incuestionable; en segundo lugar, la solapada introducción de “la ideología de género” bajo el rotulo del “libre desarrollo de la personalidad” se orienta a la descomposición de los valores patrios, nuestras costumbres, primordialmente la familia y, en tercer lugar, precisa señalar que todos los partidos políticos colombianos hacen parte de la confabulación dirigida a disolver la Republica de Colombia y convertirla en una vulgar aldea de un gobierno globalizante que postula la ONU y todas sus dependencias.
Se dice que la “ideología de género” es una nueva filosofía; esto no es ni será porque la filosofía es amor a la sabiduría, nada tiene que ver con la degradación y las aberraciones que se está abriendo paso en el alma nacional que es absolutamente contrario a esos comportamientos viciosos. Para facilitar su comprensión y tener una visión general de tales esperpentos presentamos la definición que se halla en boga "El género es una construcción cultural; por consiguiente, no es ni resultado causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo. Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia, hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino", suficiente es esto para comprender el grado de la barbarie e irracionalidad satánica a la que estamos expuestos
Sobre mi cabeza, mi espalda y mi pecho llevo las consignas de cuanto hemos de hacer para detener la temeridad, la insensatez de la clase dirigente y política, de los que han creído y creen que destruyendo nuestra República, nuestra nación, nuestro pueblo, nuestra semblanza espiritual y moral, nuestro folclor, nuestra música y nuestro ambiente de estirpe cristiana (católico, evangélico) advendrá para nosotros una patria universal que no podrá existir a expensas de la vida, la justicia y la verdad; convertido en un mural trashumante a fin de sacar a la luz pública lo que verdaderamente está ocurriendo no solo en Colombia, en Hispanoamérica, España, la cristiandad y el mundo entero, nos dispongamos a darle la cara al satánico poder sin rostro cuyo pregonero visible es el siniestro señor George Soros quien a través de la ONU se insinúa como autoridad universal y ante él se hallan prosternados todos los gobiernos del mundo y de manera desvergonzada y cínica nuestro presidente, promotor de la falsa pandemia y de la vacuna genocida
No hay comentarios.:
Publicar un comentario